Cuando se habla de vino, conviene hacerlo de: con qué acompañarlo, en qué cantidad, en qué tipo de copa y por supuesto, de cómo servirlo. Pero explicar cómo servir el vino, no es lo mismo que explicar la forma de servir otra bebida u otro alimento porque, servirlo bien o servirlo mal, será determinante para poderlo disfrutar más o menos, mejor o peor. Cuando hablemos de servir vino y, atendiendo a la terminología empleada en el sector, tendremos que emplear el verbo decantar. ¿Qué es decantar vino, qué tiene de particular, entonces?

Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, decantar es “separar un líquido del poso que contiene, vertiéndolo suavemente en otro recipiente”; la misma fuente da otra definición del verbo decantar que, en su forma pronominal, decantarse, significa “inclinarse, tomar partido, decidirse”. Tanto una como otra nos viene bien para el tema que nos ocupa.

Los dos significados de decantar vino

La primera, porque, qué duda cabe de que remover posos y sedimentos del vino es necesario para evitar que éstos se instalen en nuestra copa; y, cómo no explicar que buena parte del significado del verbo decantar hace alusión a oxigenar ese vino que lleva tanto tiempo sin poder salir de la botella. El oxígeno hace maravillas y, entre ellas, consigue que mejoren y aparezcan aromas hasta entonces escondidos.

La segunda, porque puestos a decantarnos, a tomar partido o a decidirnos, cómo no hacerlo por aprovechar al máximo las virtudes y sabores de aquél que con tanta alegría vamos a beber y, para ello, inclinarnos por remover el vino una vez en nuestra copa antes de llevárnosla a la boca. Esta es una de las opciones a la hora de decantar el vino, siempre con nuestra copa en la mano; la otra, decantar todo el contenido de una botella de vino en otro recipiente, algo que por lo general y si se hace bien y sin excederse, puede ser mucho más efectivo.

Importante recordar, sin embargo, que quienes ese día se decidan por un vino viejo deberán vaciar la botella lentamente en el segundo recipiente y asegurarse de que los sedimentos e imperfecciones se quedan en el cuello de la botella; los que opten por uno joven, lo tendrán más fácil: basta con abrir y echar el contenido en el decantador.

En cualquier caso, sea viejo o joven, hay que saber que decantar un vino es cambiarlo de envase y que, por lo tanto, para una buena oxigenación no basta con dejar la botella abierta durante un rato. Decantémonos entonces por cambiar nuestro vino de recipiente para poder disfrutarlo al máximo. ¿O no?