Llega Semana Santa y con ella, los más afortunados disfrutarán de siete días de vacaciones; los menos, lo harán también de algunos menos, pero lo harán. Llegan ya varios días de descanso en los que si el tiempo no acompañá, sí lo harán las ganas de comer, un año más, esos platos tan nuestros y esos vinos que no pueden faltar, ni en la mesa, ni como ingredientes de muchos de los postres típicos de estas fechas.

Postres y vino

Torrijas, rosquillas, monas de Pascua, buñuelos de Cuaresma, pestiños o leche frita. De todos ellos las torrijas, son quizás, el postre que mayor espacio ocupa en las cocinas de quienes disfrutan preparando los postres típicos de estos días. No queremos que falte el vino, ni en la copa, ni el plato, así que hoy sugerimos a quienes estén listos para empezar, que introduzcan algo de vino dulce en su receta. ¿Cómo? Es fácil, empapando las rodajas de pan de las torrijas en vino antes de pasarlas por el huevo.

Pero quien prefiera las rosquillas, puede igualmente introducir el vino blanco en su receta. Para ello, solo tiene que añadirlo junto al aceite, el anís y la ralladura de limón, a la mezcla de harina, azúcar, sal y levadura.

¿Mejor algo más ligero? ¿Tal vez alguna fruta? ¿Qué tal unas peras al vino? Suaves y riquísimas, pueden estar listas en 25 minutos.

Que no falte el vino estos días. En las recetas, en la mesa acompañando a nuestros platos, pero que no falte. El vino dulce es el complemento ideal para todos estos postres que llevamos meses esperando y que pasada la Semana Santa, ya nos encargaremos de perder.

Vino tinto y vino blanco con los primeros. Vino dulce, Moscatel y Fondillón con los postres y helados de después de comer.

Aun hay más. Los más aplicados, los que estén más impacientes por empezar a preparar sus platos y sus mesas, pueden incluso considerar no solo el maridaje de sabores. Quizás sea esta Semana Santa un buen momento, para empezar a introducir la armonización de colores. Y es que el vino, sea blanco, tinto, dulce o no, es capaz de armonizar con el ambiente y con los colores de los platos y alimentos a los que acompaña. ¿Por qué no vinos blancos para alimentos de tonalidades blancas y vainilla como manzanas o plátanos? Sea cual sea la elección, que reine lo dulce estos días y a ser posible, que el vino que presida cada mesa, sea aun más dulce que el postre que ponga fin a la comida.

Dulces vacaciones.