Cuando el vino forma parte de la cultura y tradiciones de un país, pocos espacios hay en los que no se mencione. En el cine, en la pintura, en la literatura y en la música,… en la filatelia. El vino crea historia; sus viñedos, paisajes; sus gentes, tradición. Al final, todo ello consigue dar con una denominación de origen que consigue triunfar dentro y fuera de donde se ha producido y estar presente en mesas de restaurantes o acompañando a tapas exquisitas… Y cuando esto ocurre, el vino, que se deja querer, aparece también en colecciones de sellos, y lo hace bajo diferentes denominaciones de origen que han sido plasmadas en una serie filatélica emitida hace años por la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos.
Denominación de origen con sello propio
Una de las primeras denominaciones de origen que contó con sello propio fue, en el año 2002, la gallega Rías Baixas, una de las cinco denominaciones de origen de esta comunidad autónoma que, como no podía ser de otra manera, muestra en su sello la reproducción de un racimo de uvas de la variedad Albariño y de su logotipo.
Al mismo tiempo, ese mismo año, la denominación de origen de La Rioja, dejaba huella mediante la reproducción en otro sello, de un nuevo racimo de uvas de otra variedad: Tempranillo, una variedad de uva bien conocida por ser empleada en la producción de vino tinto con cuerpo.
De Norte a Sur, la denominación de origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, natural de la localidad del mismo nombre y que se encuentra en la provincia de Cádiz, fue la tercera que contó con un sello en el que aparece de nuevo, un racimo de uvas de la variedad Palomino acompañada por una copa de vino y el logo que la representa.
Hasta el año 2004, fueron todavía algunas, las denominaciones de origen españolas que quedarían inmortalizadas en un sello. Concretamente varios sellos emitidos en el año 2003 recorrieron varias denominaciones de origen de la geografía española. La andaluza Montilla-Moriles, la archiconocida castellano-manchega, Valdepeñas; la denominación de origen Bierzo correspondiente a la provincia de León y la catalana Penedés, con una representación alegórica del vino junto a su logotipo.
El año 2004 puso fin a una colección de sellos creados en reconocimiento a nuestra industria vinícola. Los sellos de la denominación gallega Ribeiro y de la andaluza de Málaga, fueron los últimos en aparecer durante el mencionado año 2004.
Los últimos sellos gastronómicos emitidos por Correos han visto la luz hace escasos días. En esta ocasión lo han hecho en reconocimiento a la denominación de origen murciana, Jumilla.
Con este tipo de acciones, no solo se da a conocer la producción vinícola de una región en concreto, sino que los productores de este vino que ha sido reconocido por su calidad, se comprometen a seguir manteniéndola y, por lo tanto, a responder al protocolo de producción necesario para que así sea. Calidad y reconocimiento de un vino español dispuesto a recorrer el mundo gracias a un sello.
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