La situación que estamos viviendo nos está impidiendo desarrollar nuestras actividades con normalidad y nos hemos visto obligados a modificar nuestros hábitos de ocio, sobre todo en Castilla y León, donde la hostelería y otras instalaciones culturales y deportivas están a medio gas.
También en Bodegas Comenge tuvimos que cancelar nuestra actividad enoturística de forma temporal, al no poder desarrollarla con total normalidad y por una cuestión de responsabilidad social. Deseamos que muy pronto podamos daros de nuevo la bienvenida a Bodegas Comenge.
Sin embargo, somos positivos y nos gusta buscar al lado bueno a las cosas, aunque a veces sea necesario excavar hondo. En este caso, los cierres perimetrales han favorecido que los ciudadanos se animen a descubrir rincones cerca de sus domicilio, los cuales en otras ocasiones pasan desapercibidos en pro de destinos quizás más exóticos.
El municipio donde está ubicada Bodegas Comenge, Curiel de Duero, en pleno Valle del Cuco, es sin lugar a dudas un destino de cercanía que merece la pena recorrer en cualquier época del año. Historia, flora, fauna y geología se aún en diversos senderos de recorridos sencillos que siempre pueden acabar con un picnic al sol y algún vino de Bodegas Comenge.
El pueblo, Curiel de Duero
El origen de esta villa se remonta a la época romana, según marca la tradición popular, sobre la puerta del castillo había una inscripción que rezaba: ‘Hic Curules me fecere’ (aquí me construyeron los Curules).
Es sabido que el clero se asentaba sobre terrenos fértiles en que los que poder desarrollar su actividad agrícola, que también incluía la viticultura, ya que el vino era un alimento para el autoconsumo. Curiel de Duero contaba con dos castillos en la Edad Media, además de múltiples iglesias, el pueblo estaba en el interior de un conjunto amurallado. Prueba de ello es el único vestigio que queda, la Puerta de la Magdalena (S. II), una de las entradas a la villa. De los castillos, hoy solo queda uno, el Castillo-Fortaleza de Doña Berenguela, ubicado en lo alto de una roca caliza. Desde la torre del homenaje se pueden divisar unas espectaculares vistas del Valle del Cuco.
En el caso histórico, cabe destacar el Rollo Jurisdiccional (S. XVI); el Palacio de los Zúñiga; la Iglesia de Santa María (siglo XII, XV y XVI), de estilo gótico-mudéjar; y la de San Martín (S. XII), de estilo románico. Junto a esta última, está ubicado el Museo Etnográfico, donde se muestran aperos de labranza tradicionales y de elaboración de vino.
El entorno, el Valle del Cuco
Un sendero circular de 13 km permite conocer de primera mano los encantos del Valle del Cuco, donde hay un microclima especial. Pinos, encinas, robles, quejigos, olmos, chopos, olivos y algunos árboles frutales evidencian la riqueza medioambiental y paisajística del entorno.
Las aves rapaces, como águilas, buitres o halcones sobrevuelan las pendientes de los páramos, repletos de oquedades debido a su composición caliza. También los jabalíes y las liebres campan a sus anchas… a quienes, por cierto, les gustan mucho las bayas de nuestras parcelas.
Teniendo en cuenta este espectacular entorno, ¿cómo no íbamos a crear vinos en consonancia con el paisaje?
De la tierra, su huella.
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