La bebida, al igual que la comida y las tradiciones, son símbolo de la riqueza cultural de cada país. El buen vino se asocia a España como se nos asocia el sol y la playa. Igual que el Whisky y las gaitas a los escoceses, el queso, las baguettes y los cruasanes a los franceses o el cappuccino, la pasta y los gelatos a los italianos. El vino es un símbolo español muy poderoso. Es un sello de reconocimiento; parte de nuestros orígenes e identidad. Porque al final, seamos consumidores o no, la cultura del vino nos rodea y está presente en nuestra vida diaria.

¿Qué porcentaje de españoles consume vino en España?

¿Hasta qué punto es cierto este estereotipo? Pues ni todos los habitantes de los países nórdicos son altos, rubios y de ojos azules ni todos los griegos hablan a gritos y te tratan como si fueses parte de la familia sin conocerte. Toda leyenda y estereotipo tiene una pizca de verdad pero cada individuo es un mundo y las generalizaciones no siempre son buenas.

En un estudio llevado a cabo por Toluna (una compañía online de investigación), con una muestra de 1,032 españoles (todos mayores de 18 años), se descubrió que un 77% de la población española consume vino. Por lo tanto, es cierto que el vino es una de las bebidas favoritas de los españoles. ¡De ahí que nuestro país disfrute de tantos viñedos y botellas de calidad!

¿En qué ocasiones se consume vino en España?

Mientras que muchas bebidas alcohólicas están consideradas bebidas de noche o para salir de fiesta, este no es el caso del vino. El vino, aunque también puede tener ese uso, es una bebida más elegante, cargada de simbolismo. Es la bebida de las celebraciones y de las reuniones. El acompañamiento de una buena comida o de una conversación interesante. ¿Qué se sirve en los restaurantes de alto prestigio? Vino. ¿En la celebración de una boda, comunión, graduación o bautizo? Vino ¿Y en la comida de Navidad, una reunión familiar, una cita, quedada de amigos o aniversario? La respuesta vuelve a ser el vino. Porque para los españoles una copa de vino es sinónimo de conexión. Un mojito puede equivaler a una noche divertida, de baile y locas aventuras. Pero el vino es ese deseo humano tan profundo de querer y ser querido. De escuchar y ser entendido. De crear un vínculo estrecho con otro ser humano.

Y este deseo se refleja a la perfección en el estudio de Toluna. Pues si bien los jóvenes prefieren las bebidas con una mayor graduación al vino (al fin y al cabo, la fiesta y la diversión son motivaciones predominantes entre los jóvenes), en general, tan solo un 59% de los españoles prefieren consumir bebidas espirituosas como son el vodka, el ron o la ginebra.

Cada bebida tiene su lugar y su momento. En esta encuesta, salió a la luz que la cerveza es la opción preferida para tomar algo con amigos, ya que es de carácter más informal. Por su parte, el vino, como hemos mencionado más arriba, es el elegido a la hora de acompañar una cena, una celebración, liberar estrés (muchas veces la copa de vino se asocia a ese idílico baño de burbujas con velas y música) y por último salir de fiesta.

Parte de nuestra cultura

Ya desde pequeños, sin darnos cuenta, el vino ha estado presente en nuestras vidas. ¿Quién no tiene padres o abuelos que insisten en tomar esa copita de vino en las comidas? Puede ser en la comunión de tu prima, la boda de tu hermano o simplemente en la informalidad y calor del hogar, donde te pones al día con los miembros de tu familia y brillan las discusiones (¡sobre todo de política y religión porque en España no hay nada que nos guste más que debatir sobre temas polémicos!), las risas y las bromas que nadie más que vosotros entendéis.

Los momentos familiares suelen asociarse a los meses invernales. ¿Por qué? Porque es la época navideña y el momento de dar gracias y reunirse con los seres queridos. Y porque hace tanto frío en la calle que la gente prefiere quedarse en el interior de los restaurantes. Sin embargo, el verano también puede ser el momento ideal para conectar con las personas que verdaderamente te importan. Puede ser difícil cuadrarlo todo. Cada familia pide las vacaciones en diferentes días y mucha gente decide viajar. Pero por regla general tenemos más tiempo libre y nuevas experiencias que contar. ¡No hay nada como una copa de vino blanco en el patio de casa con el aire fresco nocturno tras un caluroso día de julio! Uno casi puede saborearlo. Porque el vino es aroma, sabor y, lo más importante, memorias y sentimientos.

¿Qué preocupa a los españoles a la hora de beber?

Esta fue la última pregunta de la encuesta de Toluna. ¿Cuál es el lado negativo? Pues no todo puede ser tan perfecto como lo pintan. Las mayores preocupaciones de los españoles a la hora de beber son: el tener que conducir de vuelta, la resaca, el precio y las calorías. Por supuesto, el alcohol es muy dañino para nuestro cuerpo si no se consume de forma moderada. Debe reservarse para momentos especiales y de gran valor. Solo así se puede apreciar de verdad. La moderación es la clave. Una copa de vino son todo beneficios. Una botella entera es un dolor de tripa, náuseas, dolor de cabeza, culpabilidad y remordimientos a la mañana siguiente. El problema no está en el vino sino en la falta de control del consumidor. Pese a todas estas reservas, el 94% de la población española consume alcohol de manera regular y no tiene pensado dejarlo. Aunque las bebidas sin alcohol se están volviendo cada vez más populares.

Tu momento especial

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