Durante todas las semanas de fiesta hemos asistido a un bombardeo continuo de anuncios, listas, packs, clubs, ideas para regalar, propuestas de menús y listas de los mejores vinos para beber.

Las casas se han llenado de botellas (o eso queremos creer), bien compradas, bien regaladas, pensadas para sorprender a la familia. Es cierto que este año las reuniones han sido más modestas que en años anteriores, así que seguro que aún reservas alguna buena etiqueta para sobrellevar mejor la vuelta a la rutina. ¿Quién puede negarse a una sabrosa comida acompañada por los vinos de Bodegas Comenge?

Ya hemos escrito numerosos posts sobre algunas claves para conseguir el mejor maridaje, como tener en cuenta el efecto de los sabores esenciales  o las mejores armonías según la estación del año

Hemos de destacar que, en los últimos meses, se han hablado mucho en diversos foros gastronómicos que la experiencia de menú maridado (un vino para cada plato), está ya en desuso. Sea así o no, lo cierto es que un hogar no es un restaurante, normalmente no se cuenta ni con los mismos medios ni con la misma variedad; sin embargo, en este artículo queremos detallar algunas cuestiones básicas para triunfar en las celebraciones familiares:

  • Armonías de afinidad y contraste

Hemos explicado anteriormente en qué consiste cada. Afinidad sería, por ejemplo, carne con vino tinto, postre con chocolate. Contraste, por su parte, unas carrilleras con Jerez o un dulce-salado (cuidado no excederse). Lo mejor es no volverse loco, por lo que un acierto seguro es el maridaje cultural o de cercanía: marisco con Comenge Verdejo y chuletillas de lechazo con Carmen by Comenge.

  • Un vino para toda la comida

Es complicado, pero no imposible. Establecer una norma genérica según la uva, procedencia del vino o la crianza puede llevar a engaño porque la variedad de terruños, de microclimas y de formas de elaboración es inmensa y variopinta, sobre todo en España. Lo mejor para este caso es escoger un vino con suficiente acidez, para que no canse; con no mucho alcohol; cuerpo; taninos pulidos y amplio en boca. En función de si el menú es más o menos contundente dos buenísimas opciones son Carmen by Comenge o Comenge el Origen.

  • Aromas, texturas y sabores

Muchos vinos son realmente fragantes, pero después en boca se quedan algo cortos, por eso no debe engañarte tu olfato. Es preciso tener en cuenta los sabores del plato, que en muchas ocasiones no vienen dados por el ingrediente principal (por ejemplo, carne o pescado), sino por las salsas o las especias. Una de las sensaciones más placenteras es sentir la textura de los bocados y cómo el vino intercede con la misma. Por ejemplo: prueba a acompañar Don Miguel Comenge con el plato de carne en salsa principal y aguanta el vino hasta el postre, como un brownie.

  • Maridajes cromáticos

Parece absurdo, pero en la era de las redes sociales y de Internet también han aparecido los maridajes de ‘instagram’, de decir, platos y vinos que estéticamente conjugan a la perfección. Cuidado, las armonías no funcionan si no emocionan al comensal.